Perfil

Vivo en Alcalá de Guadaíra, un bonito pueblo cerca de Sevilla defendido por un gran castillo y custodiado por un dragón.

Estoy casado con una investigadora (Mati :* ), lo que nos permite compartir impresiones, ideas y disgustos más fácilmente. Y estamos de celebración porque, después de mucho esfuerzo, ¡estrenamos casa propia! 😀
Aficiones
Me gusta el modelismo (pintar y jugar con “figuritas” que dice la gente) y hacer todo tipo de deportes en equipo. Me gusta especialmente jugar al fútbol, aunque sin competir porque mi principal objetivo es divertirme. Aunque verlo por la tele me aburre bastante y solo veo algún que otro partido del Betis y de la Selección Española. También me gusta mucho participar en carreras de orientación, que he descubierto que es una forma muy divertida de disfrutar de la naturaleza.

Además, me gusta mucho viajar, conocer otros países y culturas y hacer amigos. Prefiero los pueblos a las grandes ciudades porque me encanta su tranquilidad y la hospitalidad de su gente. Me gusta mucho la naturaleza y salir a pasear por el campo.

Mi trabajo como químico consiste en imaginar grandes moléculas con partes móviles y sensores (“nanorrobots”) que sean capaces de cumplir tareas específicas.

Estas tareas suelen ser atrapar moléculas más pequeñas, ¡como si estuviesen dentro de un huevo Kinder! Estas moléculas pequeñas son importante para la salud de las personas: bien sirven como medicamento para tratar alguna enfermedad o bien nos permiten saber si una persona tiene algún problema de salud. Nuestros “nanorrobots” son capaces de encontrar estas pequeñas moléculas valiosas y guardarlas en su interior, protegiéndolas y llevándolas hacia donde les indiquemos. Como si fuese el robot EVA de la película WALL-E, ¡pero a escala nanométrica!

Gracias a estos “nanorrobots”, las medicinas del futuro serán más eficaces y causarán menos efectos secundarios, porque actuarán directamente en la células enfermas. También nos ayudarán a detectar enfermedades más rápidamente, porque son unos rastreadores magníficos y nos avisarán en cuanto detecten que algo va mal.

En mi trabajo no hay un “día típico”. Todos los días son diferentes. Aunque hay algunas tareas que se hacen de forma más frecuente que otras. Lo que sí es “típico” es pasar mucho tiempo en el trabajo, de 10 a 12 horas diarias. Es un trabajo muy exigente, pero también muy satisfactorio y en el cada día hay un reto nuevo que afrontar.

De forma general, casi todos los días pongo reacciones para sintetizar moléculas nuevas y hago pruebas o experimentos para comprobar si conseguí las moléculas que buscaba. Saber qué reacciones necesito hacer para llegar a las moléculas que busco requiere leer muchos artículos (¡casi siempre en inglés!) de investigadores que ya hicieron cosas parecidas anteriormente.

Cuando conseguimos las moléculas que íbamos buscando, hay que estudiar su comportamiento y sus propiedades. ¡No puede quedar ni un cabo suelto! Cuando todo está claro y bien estudiado, hay que preparar comunicaciones para que todo el mundo sepa lo que hemos hecho. Desde escribir artículos hasta viajar a congresos especializados para presentar nuestro trabajo.

Con un poco de suerte, si la gente se interesa por nuestros logros, quizás podamos patentar nuestro descubrimiento, participar en entrevistas para algún periódico, radio o televisión o incluso hacer amigos a lo largo y ancho del mundo que quieran colaborar en un nuevo proyecto de investigación.

Pero todo esto tiene un inconveniente: ¡hace falta dinero! Hay que pagar los instrumentos, materiales y a las personas necesarias para que los proyectos de investigación lleguen a los resultados que la sociedad necesita. Por ello, es frecuente que los investigadores pasemos bastante tiempo buscando ese dinero bajo las piedras. Escribir proyectos de investigación, buscar cosas que la sociedad pueda necesitar, hablar con políticos, expertos y empresas son otras tareas que los investigadores tenemos que hacer en nuestro día a día para poder mantener activa la investigación.

En mi caso particular, además, en los últimos meses me dedico a estudiar. Sí, hace más de 15 años que acabé el instituto ¡y sigo estudiando! Estoy preparando unas oposiciones para trabajar en el CSIC de forma permanente. Espero que todo vaya bien.

Disfrutar de los beneficios del progreso científico y de sus aplicaciones es un derecho humano reconocido por Naciones Unidas desde 1976, aunque muchas gente no lo sepa. Mi idea es crear una página web para promover el acceso a la ciencia de la sociedad hispanohablante a través de tres objetivos principales:

1) Facilitar el acceso a la investigación científica más reciente promocionando publicaciones de acceso abierto.

2) Fomentar la difusión científica en español y dar a conocer centros y científicos hispanohablantes, su trabajo y sus logros.

3) Acercar la ciencia moderna y profesional a la sociedad mediante la simplificación del lenguaje y la explicación de conceptos.