Perfil

Trabajo en mi tesis doctoral en el Centro Nacional de Investigaciones Cardiovasculares y vivo en La Residencia de Estudiantes ¿La conocéis? Si no es así ¡preguntadle a vuestro profesor! En La Resi (como la solemos llamar), convivo con otros 13 estudiantes que están también trabajando en sus tesis doctorales, pero en campos muy diferentes al mío (una poeta, un historiador, una musicóloga, un físico…). Es genial vivir allí y aprender tanto de tantas cosas. En mi tiempo libre me gusta ir al gimnasio (trabajando en lo que trabajo, más me vale mantener un corazón sano), y leer todo lo que caiga en mis manos. Soy un loco de la música clásica y toco el piano cuando mi tesis me deja tiempo para ello. Por si había alguna duda, soy un fanático de la divulgación científica y me encanta hablar de ciencia: mis amigos me han oído tantas veces hablar de la regeneración cardiaca, que no sé si ellos harían mi tesis mejor que yo mismo. Y para muestra un botón: Buscad en YouTube “Álvaro Sahún Famelab”, y ya veréis lo que me gusta jugar con la ciencia. Aunque este apartado sea para hablar de mí, no voy a seguir haciéndolo… ¡preguntad lo que queráis!

Enlaces a mis cositas:

Artículo sobre transparentación de tejidos: http://www.acercaciencia.com/2016/10/20/la-fisicoquimica-de-la-transparencia/

Artículo sobre Ultramicroscopía: http://www.acercaciencia.com/2017/11/08/ultramicroscopia-salvando-el-abismo/

Artículo sobre regeneración cardiaca: http://www.sebbm.es/web/es/divulgacion/rincon-profesor-ciencias/articulos-divulgacion-cientifica/1479-mas-alla-del-infarto-de-miocardio-curando-el-corazon

Vídeo FameLab: https://www.youtube.com/watch?v=y50R8p5HAg4

Vídeo UAM – Fisiopatologia vascular: https://www.youtube.com/watch?v=iKXfzrpoMAU&list=PLYtum-ow6tX232njoNvtBagYCShz_fwZR&index=5

Como sabéis, la sangre es un elemento fundamental para el funcionamiento de nuestro organismo pues se encarga de distribuir el oxígeno y los nutrientes a todos y cada uno de los rincones del cuerpo. Para esto, contamos con un aliado indispensable: el corazón. Esta masa de músculo no deja nunca de contraerse y dilatarse una media de 100 veces por minuto durante todos los minutos de nuestra vida, haciendo que la sangre fluya por nuestros vasos sanguíneos. Como es el corazón quien bombea la sangre, a veces se nos olvida: él también necesita sangre para funcionar. Por eso, ha de darse sangre a sí mismo… y vaya si se la da: de toda la sangre que sale del corazón, el 10% se la queda él mismo para poder seguir funcionando. Para esto utiliza unos vasos sanguíneos a los que denominamos vasculatura coronaria ¿Podéis imaginar lo importante que es esta vasculatura para que el corazón funcione correctamente? Es esencial. Sin embargo, a veces ocurre que alguno de estos vasos sanguíneos que transportan la sangre para el corazón se bloquea como si de una tubería atascada se tratase. La sangre deja de llegar a una parte del corazón y las células que allí están se quedarán sin oxígeno y sin nutrientes… y comenzarán a morir. En ese momento, los médicos, como si fuesen fontaneros, tienen que desatarcar el vaso sanguíneo para que la sangre fluya de nuevo. Con eso nos salvan la vida pero no podrán revivir a las células que hayan muerto en el proceso. Así, el corazón quedará muy dañado y empezará a tener problemas como latidos irregulares, malas contracciones y dilataciones o correrá incluso el riesgo de… ¡romperse! En mi trabajo intento estudiar este corazón dañado y ayudarle a recuperarse para curarlo lo mejor posible y que sea capaz de volver a funcionar sin problemas ¿Cómo lo hago? Pregúntame…

Por las mañanas empiezo trabajando con mis ratones, los héroes indiscutibles de mi día a día, de mi tesis y de la biomedicina en general. De ellos obtengo los valiosos corazones que luego analizo en el microscopio. Allí observo los vasos sanguíneos, las células del músculo del corazón (cardiomiocitos) o las células del sistema inmune. Al final del día suelo anotar en mi libreta de laboratorio todo lo que he hecho, lo que he visto y lo que he conseguido ¿Anotaré algun día que he regenerado un corazón? ¡Quien sabe!

Los científicos nos encontramos muy a gusto rodeados de probetas, microscopios y botellas llenas de mil tipos de soluciones diferentes. Somos muy felices jugando por los pasillos de nuestros laboratorios con nuestros amigos científicos y hablando con ellos en nuestro volcabulario científico. Pero… ah! La ciencia, si se queda en los cajones de los laboratorios, se muere. La ciencia necesita tomar aire fresco de vez en cuando igual que a mi me gusta ir al cine los miércoles (que es más baratito). Pero la ciencia no puede ir sola, tenemos que llevarla nosotros, los investigadores. Así que, para que la ciencia no se nos muera, tenemos que salir del laboratorio y tenemos que hablar con personas que no son científicas. Lo primero que piensa un investigador es: “¡Vaya reto! Con lo cómodo que estaba yo en mi laboratorio hablando con mis amigos científicos… “. Pues mi idea es realizar unas jornadas y unos foros de discusión donde reunir a muchos investigadores y darles las herramientas necesarias para enfrentarse a ese reto. Para que se sientan más relajados cuando tengan que salir de sus laboratorios y mostrar su ciencia en la calle, en un teatro o en una clase de instituto. Así, nosotros los investigadores os podremos explicar mejor las cosas y vosotros los alumnos podréis entenderlas mejor, más rápido y disfrutarlas mucho más.